jueves, 11 de junio de 2015

Mujer es mujer.

Si te digo que mujer no es una figura esbelta de una mezcla de guitarra y botella de ron
estaría equivocado porque lo es; pero además:
es un alma, un ser de amor, ser de primavera y canto.
Mujer es un ser de armonía, paz y esbeltez.

Que una mujer no llora su nombre si no lo ha sabido defender.
Difiero un poco en ésto porque mujer es crecer.
No tiene nada que ver con cobardía y mucho peor con agonía.

Mujer es nacer, mujer es mujer,
con sus dotes de defensora y justiciera,
de querer, saber y proteger.

Pero en tu largo canto también se ignora
que también puedes ser castigadora,
destructora, despiadada y sanguinaria de emociones,
puedes aprovecharte de tu efigie preciada para lastimar quien te venera,
puedes ser noche lluviosa, tragedia y poder.

Que me asusta tanto una mujer por eso, y no sé que mismo hacer.
Por un lado buena y cariñosa,
por el otro oscura y rencorosa.
Que quizá no es su intención, supongo,
pero es cosa que sufro cada vez que siento que en realidad me deja de querer.