Es mejor que deje de escribir acerca de ti

Solo no me obligues

a escribir algo más acerca de ti

porque eso significa nada menos

que acabas de causar algo más en mi.

Quizá soy yo quien lo mal maneja

y soy susceptible de interpretaciones dispares,

pero reitero:

debo de ser tan insignificante en mi vida

para permitirte afectarme tanto con tu indiferencia.

¿Son acaso niveles inmanejables de incerteza,

los que me hacen actuar así?

y me pregunto en serio 

si todo esto solo está dentro, en mi cabeza

o si en verdad es un pensamiento general;

porque te percibo escurridiza y evasiva

prefiriendo dar un bocado de humo 

antes que sentir,

como buscando sosiego

y consiguiendo desaparecer de verdad.

Y me dices que es involuntario,

igual creo que esto va para mal,

me siento víctima sin victimario,

una mala causa sin causal.

Es mejor que deje de escribir acerca de ti

porque sino terminarás odiándome,

tal vez sea mejor que calle 

y que lo deje todo atrás.

Porque aunque no sea lo que piensas

ni es lo que dices,

yo solo creo que preferiría 

ser tan como tu:

pasar de todo y atizarlo todo al pasar.

Roer

 Necesito morder vida,

porque si me dejas solo

empiezo a roer los huesos

de aquellos pensamientos oscuros,

esos que tú bien sabes cuáles son.

Primero percibiendo los aromas

como quién no quiere la cosa,

pero al mismo tiempo atraído

ya con intenciones de dar una probada

a lo más recóndito del vacío.

Luego, sin más opción

un mordisco sin sustancia,

donde esa percepción del aroma 

se la siente pesada encima 

como siendo aplastado por una trampa.

Capturado por la inocencia,

por la ingenuidad,

por seguir creyendo que no duele

jugar a inventar.

Lo siguiente se vuelve necesario:

roer hasta la última ilusión, 

pretendiendo la existencia

de tan siquiera indicios...

¡pero no!,

ya no están,

quizá fueron solo espejismos,

esos que maquina una cabeza demente

al intentar con fantasías

crear escenas ideales.

Pero también sucede

que en la búsqueda de sustancia

muchas cosas se pasan por alto,

que no producen menos que ceguera.

Y así al morder vida

se termina mordiendo polvo.

Cosas que si no se plasman

en evidencia visual

desaparecen, 

y se ahogan en aquel mar de ilusiones.

¿Cómo puedo decir entonces

que esa serie de eventos

que mal llamo vida

están relacionados

con la libertad mental?

Son cosas tan siderales,

pero a la vez entrañables

que tristemente encierran

los resultados simulados

como si de verdad

hubiera un hueso que roer.

Un desastre en mi cabeza

I

Lo que pudo tomarse 
como un saludo
de pronto se convirtió 
en amenaza.
Dando paso así a un
nuevo espiral de misterio.
Una duda que me lleva a cuestionarme
¿acaso existo en tu radar?
Pero de pronto tu voz 
llega a mis oidos y
las circunstancias
desaparecen el motivo,
lo atenúan a la nada 

y ya no sé qué esperar 

en la siguiente vuelta.
Hay cosas buenas que decir no dichas 

y aunque lo niego 

ahora sí que siento miedo de ti.

II

Solo puedo decir

que soy amante de las emociones fuertes
y en eso no tienes competencia.
El miedo extraordinario 
de pisar en falso contigo,
una palabra que puede explotar
en un abismo de silencio.
Fascinantes y deliciosos 
momentos incómodos
que nutren saciantes
mi masa encefálica.
E inconscientemente
me hacen evolucionar
y provocar más a la vida.
Es una lástima que
no den resultado
ni causen un mínimo
de curiosidad.
Sin embargo,
con tu existencia me basta,
porque es claro que 
aunque no haya sido la emoción esperada
me has desbordado de emociones.

Tremendo episodio poético

Ya  no se me ocurren más palabras,
y menos poéticas.

Sin duda eso es bueno,
porque para mi lo poético
ha sido un grito desde adentro.

Y me dirás:
esto suena muy poético,
pero eso es solo porque 
aunque lo escribo desde adentro,
ahora mismo voy de salida
cargado de gritos hacia afuera.

Un sentir contraintuitivo

Este sentir absurdo ilógico
circunda y hace de sí
una burbuja que enajena
un sinfín de hechos ficticios,
una infinidad de casuísticas
y cuentos falaces.

Y no conforme,
el bucle termina en 
un colapso emocional.

El caso base es negativa por defecto,
un nuevo paquete de pensamientos
que se resumen en falsa nostalgia.
Esa burbuja aún no revienta
aunque pocas cosas más pueden pasar.

¡El sentir ha mutado!
y es ahora una especie 
de tragedia donde no la hay,
la intersección donde se cruzan
el miedo, la pérdida y la duda
cuando  ni siquiera
nada de eso es verdad.

Es un sentir preliminar
que pretende persistir 
en contra de la objetividad.

Y yo solo grito desde adentro
que la burbuja implosione a la nada.
Porque mientras siga en pie
mis ojos miran solo sombras
de lo que es la realidad.