jueves, 12 de agosto de 2010

Cortometraje


P.P.: luna henchida y pino aubérrimo,
P.M.: colosales e infinitas estrellas,
P.G.: frío casi visible.
Diafragma abierto, pupila dilatada, sensación descomunal.

Marquesina blanca, chaqueta roja de color, una hermosa mujer y un hombre.
Reloj de agujas 7:49, agua en el pavimento, y a las 8 un taxi amarillo.
Toma de 11 minutos que duraban siglos, años luz de supernova, calor de un sol infinito.

Desgarrador delirio, melodrama de un solsticio, cruel memoria de un bisoño inexorable.
Filme en bucle infinito, en su mente, en su alma, casi siempre él conmovido.
Aguardando impaciente una nueva segunda toma, por los errores cometidos; el maquillaje erróneo corrido.

La cinta había terminado, casi inexistente, al inicio; cortometraje inevitable porque la actriz se deshizo.

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